POR QUÉ ES IMPORTANTE JUGAR:

Si tenemos en cuenta que la imaginación, la fantasía y la creatividad son elementos fundamentales para conocer la realidad, se puede afirmar que el JUEGO necesita de esos elementos para existir, transformándose así en un proceso vital y esencial para la infancia y adolescencia; inclusive para llegar a convertirnos en adultos, sin haber perdido la capacidad de jugar.

En la primera etapa de la vida de una persona -en la infancia- el juego es ese espacio de fortalecimiento, de autoafirmación; un espacio donde la posición activa y de dominio que adquiere el niño al jugar le permite enfrentarse con el afuera, tramitando sus angustias, temores, fantasías, deseos y vivencias. Jugar es el modo de decir qué tiene el niño, de contar lo que le pasa, ya que puede hablar de sí mismo sin nombrarse.
Es también un lugar en el que comienzan a construirse los límites y las legalidades que posibilitan al niño la inserción y dinámica en las diferentes estructuras: familiar, escolar y social en general.

El JUEGO cumple un rol vital, una función estructurante en la vida de una persona.
Dentro de un encuadre terapéutico, la importancia de la función del profesional en la escena de juego radica en permitir el despliegue de las vivencias del niño, observando, entendiendo e interviniendo en aquellas escenas que serán las posibilitadoras de cambio y elaboración del conflicto subyacente.